Es verdad que si cada año estamos deseando las mismas cosas (prosperidad, éxito, salud, un trabajo estable, etc.) Es porque evidentemente algo anda mal.
Los deseos -cuando salen del alma- deberían realizarse y evolucionar; por lo tanto, si hemos deseado, a lo largo de la vida, un trabajo estable con un jefe que no sea negrero, una familia como las de Coca Cola, mejores ingresos para gastar cada día más dinero en un consumo estúpido impulsado por los medios, una esposa como de revista, un perro con pelaje brillante, una profesión exitosa que se obtuvo a partir de borracheras y porros, más amigos, más salud para no agotarnos entre sábanas, adelgazar, engordar, ser más lindos, tener más plata que el vecino, etc. ¿Qué ha pasado cada año que seguimos deseando lo mismo?
En mi opinión, después de ser los magnates de los deseos y haber aspirado fama, lujos y una vida hedonista, debemos evolucionar un poco (al igual que la tierra lo hace) y apagar la tele, cerrar la revista, desconectarse de la web 2.0 y desear lo que realmente necesitamos, ese día a día que calla bajo el ruido del consumismo, desear como: ser más humildes, fijarse en lo positivo (esto es de lo más difícil), reír a carcajadas, ser más estúpidos, leer más, cerrar la llave, disfrutar un trancón con buena música, decir lo que sentimos, apasionarnos más con lo que hacemos, hablar más con los buenos amigos, dejar de poner «peros», besar más, respetar a mi pareja, perdonar, disfrutar la lluvia, el sol, tolerar a Uribe, a Petro, dejar de culpar por todo a los políticos (por mas hijos de puta que sean).
Para ser un poco más breve, deberíamos desear ser responsables de nuestra propia felicidad. Si somos tantos en el mundo ¿Por qué vivir y desear como si fuéramos uno solo?