jueves, 3 de mayo de 2012

La Tierra Plana


Si se preguntan qué pasaría si la tierra fuera plana, Albina se los puede contar, pues ella pertenece a Monópolis, una tierra bidimensional.

En Monópolis es fácil no enredarse la vida, nada es un misterio, porque nada tiene fondo. Nada es una vecina que para Albina lo tiene todo, una casa ancha y larga, donde divinamente caben las dos expandidas con la herramienta deformar, nunca tocan un borde de la casa por más que el cursor las ensanche. Nada lo tiene todo, porque allí Albina encuentra los vestidos más bellos de Monópolis, vestidos que cambian su forma, su largo, su estilo, pero nunca su color, porque como lo dije al principio, en Monópolis es fácil no enredarse la vida, y allí todo es de un mismo color, el país del Mono-Tono.

En Monópolis un caballo es una cebra también, un camaleón es gemelo de una iguana, una manzana puede ser también un tomate o una cebolla cabezona sin querer puede estar en la lonchera de sus hijos. Acá no se encuentra matiz, pero sí tenemos a Martín, un joven el cual no sabemos si es policía, vigilante o marinero, pero lleva uniforme y saluda todas las mañana a Albina mientras hace caballitos camino al colegio.

En el colegio no pueden avanzar en fila india, a menos que se les mire de medio lado, los niños allá nunca se han comido un moco, pues sus narices no tienen fosas en las que se puedan acumular residuos. Desperezarse en sentido diagonal ha sido un sueño que se quedó en la utopía de todos los niños, jóvenes, adultos y ancianos de este lugar. Albina por portarse mal nunca fue al rincón, solo la ponían de espaldas en la esquina, jugar a saltar la cuerda siempre fue un reto, porque sólo se puede batir de arriba para abajo y al bajar la cuerda todos los niños quedaban aturdidos por el fuerte golpe que les daba el lazo en la cabeza.

Albina podría describir con exactitud la vida de cada persona de su barrio, y no precisamente por ser una comunidad compacta ni con un avanzado sentido de afecto al prójimo, el secreto está en que allí todos los días son iguales, Monópolis no solo es Mono-Tono, sino que también es monótono, cada día se repite con exactitud, lo que le ha dado el espacio para recorrer la vida a gatas de cada persona en su barrio.
Todos los días Albina despierta con el mismo pijama y el mismo desayuno, pero es su elección  digerirlo y salir a saludar a todo el mundo de la misma forma. “Cada día tiene un personaje protagónico” –Se dice Albina al espejo mientras se pone su uniforme- y con este pensamiento sale a encontrar nuevas historias, largas o anchas pero jamás profundas.  


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